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escultura

MORADAS

Morada De morar y -ada. 1. f. Estancia de asiento o residencia algo continuada en un lugar. morar Del lat. morāri. 1. intr. cult. Habitar o residir habitualmente en un lugar. U. t. en sent. fig.

 

Curiosamente esta evolución de la obra de AV, desde la anterior exposición APARIENCIAS, refuerza la preocupación del colectivo por el vacío, el crecimiento en la naturaleza de todo y la comunicación entre espacio y ocupación, que ya eran algunos de los elementos principales que dieron lugar a dicha muestra.

 

 El sentido de la construcción es importante por el vacío que deja, que permite la habitabilidad en la que sucede lo cotidiano: relaciones, reacciones, creaciones, rutinas, hábitos, todo en ese vacío. Si hacemos caso de la definición de “morada” o de “morar” que recoge el diccionario de la RAE, los artistas vivimos siempre en ese lugar, en el vacío de la creación que, paradójicamente, es el lugar en el que esta se produce. Un crear para seguir creando.

 

Desde el primer trabajo, el que da nombre al colectivo, la obra ha venido evolucionando, explorando las relaciones que se producen entre las personas, así como la relación entre estas y los objetos, las formas y sus infinitas representaciones. Moradas hace alusión también al la propuesta de Santa Teresa en su escrito homónimo. Hace referencia a ese cambio de estancia como camino hacia la perfección. En el caso de la mística, en el acercamiento a lo sagrado, dejando en cada uno de los pasos imperfecciones y faltas, lo que posibilita el acercamiento a Dios. En nuestro caso, ir abandonando estridencias y florituras innecesarias, lo que nos permite depurar la obra en la búsqueda de la pura esencia en la que todo esté dicho con la menor cantidad de recursos. Esto convierte la obra, para nosotros, en ese lugar de”residencia continuada”, que podríamos considerar permanente, por el hecho de estar atrapados en y por el acto creativo, atrapados en ese vacío que deja cada obra una vez “terminada”, por cuanto que para el artista el estado ideal es el del momento de producción.

 

Moradas, se detiene en la intimidad del hogar, en la comunicación dentro de los espacios que habitamos, en las miradas y silencios que compartimos. Exploramos ese interior, el  lugar donde nos creemos seguros, donde convivimos sin dudar del otro, por eso hay piezas armónicas donde la comunicación es tranquila entre los elementos interiores y en otras esta armonía se ve alterada, irrumpen elementos punzantes que salen de la madriguera hacia el exterior.

 

Una vez creado el espacio del vacío y los elementos internos en las esculturas, fotografiamos diferentes espacios de su interior, dándole proporciones mucho más grandes para hacer visibles los rincones y situaciones que se generan en el interior de ellas, para entrar y salir a nuestro antojo.

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